jueves, 16 de enero de 2020

Sobre la hiperlegislación (I).

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La Real Academia Española, define el prefijo hiper- como: «Significa 'exceso' o 'grado superior al normal'.»[1]Entiendase que, la utilización mayor de este vocablo será en los sustantivos y adjetivos. Estos dos se relacionan al conectarse, siendo el primero, la cosa, y, el último, la cualidad de la cosa. 

—Bueno, la clase de Español 101 terminó. 

A lo largo de la historia dominicana, la ley se ha modificado y eludido con facilidad, seguramente la primera vez fue difícil hacerlo, pero posteriormente esto se vuelve rutina. Dándole ese ejemplo a las generaciones y mandatos próximos. 

La hiperregulación es un fenomeno que, de entrada, no tiene que ser visto como un mal. Se trata de cuando un Estado posee de una amplia carta de normativas. Hasta ahí vamos bien, el asunto se complica cuando no sabemos con exactitud cuál es la estructura de esta y si de paso hay un control sobre la misma. 

Si lo dicho en la línea previa sucede, las consencuencias son sumamente gravosas para el Estado y su ciudadanía. Puede retardar procesos judiciales sin necesidad, hacer que la economía empeore y dejar a la hiperregulación establecida. Lo que nos llevaría a una anarquía. 

Siempre ha llamado la atención los asuntos, y con esto me refiero: a los problemas que ocurren y por ende sufre cotidianamente la República Dominicana. Desde jurídicos, políticos hasta los sociales, siempre habrá suficiente tiempo de pensar para dichos temas. 

De manera general, solemos pensar que mientras más leyes tenga un país, pues, mayor protección y avance tendrá en diversos sentidos. Pero en muchos casos no es así, pues observamos que las normativas están mas los problemas y sus causas persisten. 

Y es que, al momento de analizar el nivel de rendimiento de un territorio, no se toman como punto de inicio la cantidad de normas que este posee, pues, ¿De qué sirven las leyes si al final no se cumplen a rajatabla? Es una interrogante capciosa. Pues, en teoría, las normativas se crean para su cumplimiento. Y dicha creación depende de muchos escalafones del gobierno, en palabras sencillas: es un proceso. 

Una respuesta breve es que debe existir una constancia de que se realizó algo bueno o malo, partiendo de los tipos de moral que tiene una sociedad. Su aplicación depende de la institucionalidad de un Estado, pero por lo menos existe una muestra de que si en un momento la autoridad accionó de tal forma, se supone que esta fue de forma justificada y debidamente respaldada.

En todo debe prevalecer el punto medio, no se habla de crear un lugar libre de normas, pues, al final todo está propenso a autoregularse. Este termino medio se alcanza analizando correctamente las normas antes de someterse a aprobación, desde su coste hasta el impacto en la sociedad. 

En asuntos de sobreregulación, es bueno recordar aquel momento en que un expresidente describió a una Ley Suprema como un apreciado pedazo de papel. Esto no se hizo en aras de irrespeto a dicha norma, fue con el fin de abrirnos la vista, pues, las leyes son herramientas valiosas cuando se ejecutan y sobre todo se respetan, en todo caso contrario, terminan siendo un pedazo de papel. 





[1] Diccionario de la Real Academia Española. 

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