miércoles, 18 de abril de 2018

La política es un arte (II).

En muchas ocasiones nos encontramos escribiendo o leyendo acerca de algún tema en específico y, de repente se nos queda plasmada una palabra en la cabeza, y esto ocurre, quizás por un simple elemento que derive de ese vocablo; puede que sea porque nunca la habíamos escuchado, o tal vez por su mera singularidad. 
Y entonces procedemos a buscar su definición, así como también los sinónimos relativos a ese término. Con el único fin de tener conocimiento sobre el mismo. Ahí es que nos damos cuenta que, las palabras por más distantes que estén siempre se mantienen enlazadas.
El Diccionario de la Real Academia Española (DRAE) define el concepto de “mesianismo” de la siguiente manera: “Confianza inmotivada o desmedida en un agente bienhechor que se espera”. Si buscamos en el DRAE las palabras afines –sinónimos- a “caudillo” podremos ver que estos dicen que “jefe, guía, conductor y líder…” son vocablos correspondientes con caudillo.
Por más lejanas que vean los conceptos de mesianismo y caudillo, es bueno entender que, se está frente al caudillismo cuando estos son vistos según menciona Pedro Cotes como “agentes mesiánicos”.
Para finales del año 1899, la figura del caudillismo imperaba grandemente en la República Dominicana, y es que, desde la creación de la Constitución dominicana del año 1844 se podía notar los elementos caudillistas. Si le echamos un vistazo al artículo 210 de la antigua Carta Magna que reza así: “…Durante la guerra actual y mientras no esté firmada la paz, el Presidente de la Republica puede libremente organizar el ejército y armada, movilizar las guardias nacionales, y tomar todas las medidas que crea oportunas para In defensa y seguridad de la Nación; pudiendo en consecuencia. Dar todas las órdenes, providencias y decretos que convengan, sin estar sujeto a responsabilidad alguna.”; este apartado de la primera Constitución dominicana contradecía varios artículos insertos en el mismo documento.
Pero el tema central era que la población no veía a un caudillo, sino, que reflejaban con confianza a “…aquel líder libertador o salvador…”; entonces el Jefe de Estado utilizaba ese factor para beneficio propio, y además se aliaba en conjunto con los militares con el fin de acceder al poder. Lo que llegaría en un momento a sembrar temor en la sociedad, y fruto de ese mismo miedo las personas se veían obligadas a respetar las políticas caudillistas del Presidente de esa época.
Empero, en ese entonces no todo era dañino para la población dominicana, en el 1899, al darle término a una dictadura que dejó al país en crisis, surgieron diversos candidatos presidenciales, ambos ocupantes del cuerpo militar, que tenían suficiente popularidad para aspirar a la presidencia. Obviamente solo uno de estos candidatos podía ser el Presidente de la República, y ahí estaba el conflicto, ya que todos anhelaban por ella.
El 15 de noviembre del 1899, el pueblo dominicano seleccionó, del grupo de candidatos, a dos personas como Presidente y Vicepresidente. Más tarde un grupo de seguidores del asesinado dictador querían separar el gobierno recientemente electo. Y en el año 1902 el Vicepresidente derrocó al Presidente y de esa misma manera lo obligó a salir del país.
Del año 1903 a 1904 gobernó uno de los candidatos, y su mandato sólo duró un año debido a que su gobierno fue derrocado por otra facción de uno de los candidatos.  En esos tiempos el país estaba en la mira del gobierno norteamericano, debido a la deuda externa que tenía la isla con los estadounidenses.
Además el gobierno dominicano, previo a la ocupación militar norteamericana en 1915, tenía una obligación pendiente con los Estados Unidos que era la relativa al manejo de finanzas y deuda externa. Es bueno resaltar que, esta era la manera mediante la cual el gobierno norteamericano imponía la moderación de conducta política y también la supresión de las revoluciones.
El Presidente que solamente gobernó la isla por un año, regresa a la República Dominicana con aspiraciones para dirigir y organizar el barullo que había en ese momento en el país.
En el año 1924 empieza el mandato del -recién llegado al país- Presidente, su gobierno, dicho de una manera resumida fue una especie de continuación de lo que los norteamericanos habían iniciado en su intervención militar. Los estudiosos de la materia e instituciones del Estado definen el mandato de este como “...el año de 1927 se convirtió en el ecuador de un clima de enorme prosperidad y seguridad como nunca hasta entonces se había conocido en el país…” (Fuente Archivo General de la Nación).
El caudillismo seguía perviviendo en el país, por consiguiente las costumbres políticas seculares llevaron a este Jefe de Estado a resucitar esta figura. De esa manera con el paso de su gobierno se hablaba de inestabilidad política, reforma de constituciones y la utilización de las fuerzas armadas para conseguir el poder.
Un dato importante de este mandato fue la modificación realizada a la Carta Magna, en la cual se extendieron los años de gobierno a 2 años más, siendo en total 6 años de presidencia.
A finales de esta gobernación se hablaba de un conspiración en contra del actual Presidente en esa época, dicho ataque estaba planeado por el Jefe del Ejército quien, dicho sea de paso era una persona de confianza del Presidente de la República.
Con la renuncia de la Junta Central Electoral en mayo del 1930, dicho abandono fue sustituido por nuevos miembros simpatizantes con el Jefe del Ejército. En fecha 16 de agosto del año 1930, luego de diversos rumores, inicia una era dictatorial en la República Dominicana.
El tirano resultó siendo heredero del cuerpo militar que, dicho organismo fue creado por los norteamericanos en su ocupación armada en el año 1916. Esta herencia por parte del dictador causó que saliera otra consecuencia de la intervención de los Estados Unidos, que era el indudable peso que poseía el Ejército Nacional. Y cabe destacar que, con esas tropas en su poder, el tirano las utilizó para implantar su dominio sobre la población dominicana, esta dictadura fue aplicada mediante el miedo, el martirio y la muerte.
El 30 de mayo del año 1961 este dictador fue asesinado, justamente cuando su sistema tiránico se desmonoraba debido a una serie de sanciones económicas impuestas por organizaciones internacionales hace unos años.
En esos 31 años bajo la sombra dictatorial, el tirano completó obras que se iniciaron al comienzo del siglo XX, la República Dominicana creció en el aspecto económico y el Estado dominicano fue completamente reorganizado, logrando que el ejército funcionara con cierta eficiencia, empero a que estos se apoyaban sobre la base del miedo que el propio tirano inculcó, y pues, a favor de los intereses del mismo.
Hay que recordar cuando en el año 1844 el General Pedro Santana se presentó con su ejército en Santo Domingo y se hizo proclamar Presidente de la Junta Central Gubernativa.​ En el mes siguiente, Santana deportó a los Padres de la Patria. Y el 14 de noviembre del mismo año tomó el cargo de primer Presidente Constitucional de la República Dominicana.
En fin, como bien lo decía Nicolás Maquiavelo -aunque la frase la escribió Bonaparte- “El fin justifica los medios…”

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